jueves, 25 de septiembre de 2008

Presentación "FISURAS EN EL CONTINENTE LITERARIO" (Tierra Adentro)


Juegos en el continente literario. Comentario sobre la novela (y no de) Fisuras en el continente literario de Federico Vite.
Por Hugo César Moreno Hernández


El título Fisuras en el continente literario, en primera instancia sonó a aburrido ensayo sobre cismas religiosos, donde los supremos sacerdotes de la Gran Literatura pelean por los becerros dorados (quizás reconocimientos) y se desgarran las vestiduras y se arañan el cutis (arrugado, por supuesto) y se gritan palabrotas grandilocuentes, ensayos de poesía vanguardista o remedos de remiendos mal usados, pero legitimados por la potencia de voz-trompeta de los adalides de las letras.
Fisuras: grietas en el terso mármol de una literatura devastada por las insoportables imposturas. Continente: sólo unos salvos, santos, santones y vejestorios seniles caben en ese receptáculo uniforme, avergonzado de la repetición y del mal uso gramatical o estructural o qué sé yo de eso, todavía, llamado literatura. Literario: ¿acaso acto circense o narcisista, onanista?
Y sí, tenía razón, sucedía un cisma, un desperfecto en la superficie pulida del continente literario. Todo empezaba con una alusión al dios poético, tan pacifico hoy gracias a la tumba, cometiendo acto vergonzoso, circense, en fin, haciendo literatura, cómo no.
La promesa del inició, afortunadamente, se diluye para organizar una historia tan común que el absurdo no puede aligerar las atrocidades de este paisito kafkiano. Inicia la historia presentando un puñetazo contundente en la idealizada literatura mexicana. Quizá el objetivo no sea un gran descubrimiento, lo importante es que Vite se atrevió a tirar ahí. Imagínense, tirar un oper a la vetusta jeta del señor Palabras… bueno, eso se agradece, en lo particular yo agradezco y celebro la vinculación del monstruo literario con esos personajes que me han seguido, de manera inmisericorde, desde 1987. Los guionistas de la familia amarilla, dice el Gran Señor, son unos genios a la hora de imaginar una historia que oculta el verdadero eje central del argumento. Vite lo logra, con esa alharaca del Señor Verso. Logra esconder el quid de su historia a través de lo descarnada de su burla -¡oh maravillosa burla- y lo indescifrablemente real de las situaciones escandalosas descritas en fisuras en el continente literario. Quizá muchos se vayan por la Gran Figura, a mí me seduce más el comandante, el MP o el inefable reportero asutadizo o, mejor dicho, acomodaticio que hace de las “fallas técnicas” una fuente de información.
Cuando leía esta hilarante sección de la novela, no podía dejar de pensar en el Vite periodista. No podía dejar de hacerlo porque me preguntaba sobre cuánta mierda se dedicó Vite a no decir… no decir para, con la farsa, desnudar uno de los oficios más cercanos a lo deleznable. Es hilarante, también, esa filiación directa que establece entre la “autoridad” y el periodismo. Esa conexión es directa, implacable, Vite la muestra sin vergüenza. Cómo, si no, se logra resolver un crimen, inventándolo. Cómo, si no, se consigue la interminable pasarela de “noticias”, inventándolas, claro.
Cuando me preguntaron si la novela podía considerarse dentro del género negro, vaya, ese género que, sociológicamente hablando, define al hombre (casi siempre hombre) necesario para nuestro sistema de sociedad: capaz de resolver los avatares de su vida en solitario, sin la ayuda de nadie, resolviendo las vicisitudes de un mundo oscuro sin recurrir al recubrimiento colectivo, el súper detective hiper-racional, lo dudé seriamente, pero recapacité y expuse: “bueno, puede ser, pero sería novela negra a la mexicana, es decir, el crimen no se resuelve, se inventa la solución, se inventa al criminal”. Es el absurdo lo que prima en las páginas de fisuras.
El triste, pero hilarante, absurdo de los métodos para impartir justicia. El triste pero hilarante derrotero de un tipillo, diestro con la “máscara del diablo” y el Tehuacan, pero con pretensiones literarias, es una caricatura, humor negro.
Así pues, las fisuras no las hallaran en el continente literario, sino en el contenido de una pertenencia social ampliamente vapuleada, ultrajada. Para Vite, algo o alguien nos está sodomizando cruelmente ¡Cuidado! Ese alguien o algo está, sin duda, detrás de ustedes.
Por último, es inevitable agradecer este juego, este placer al escribir. La literatura, así lo muestra Vite, no es un acto solemne, todo lo contrario, es un juego, una burla, una manera de desembarazarse de esos insoportables sabihondos, esos que dicen saber cómo chincados se debe escribir. Conmino a Federico Vite a seguir jugando.



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Fisuras en el continente literario (2007 ) es una novela satírica y de humor. Su autor, Federico Vite (Hidalgo, 1975) no deja de insistir en que nació para escribir y contar historias. Su obra publicada: De oscuro latir (novela, 2008), Entonces las bestias (cuentos, 2003), y como parte de la antología Novísimos cuentos de la República Mexicana (2005). Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Novela "Ignacio Manuel Altamirano" (2005), Premio Nacional de Cuento "Salvador Gallardo Dávalos" (2003), Premio Hispanoamericano de Cuento de la Revista Arcana (2003), Premio de Cuento "José Agustín" (2002) y Premio de Cuento "María Luisa Ocampo" (2002). También ha sido becario en dos ocasiones de la Fundación para las Letras Mexicanas (2003 - 2005).



Biblioteca Central
Jueves 25 de septiembre de 2008, 18:30 horas